Hace unos días fui a ver “Sexy por accidente” una película que aparentemente podría quedarse en la típica comedia americana romántica, pero en los corazones de quienes me acompañaron aquel día, fue mucho más que eso: fue ver reflejada una historia cercana a nuestras inseguridades, nuestros deseos y dudas respecto a “nuestra imagen”.
Todo el día, todos los días nos atiborran de imágenes de personas altas, delgadas y despampanantes que nos venden de todo y el mensaje implícito muchas veces es: “Compra esto para verte como ella o como él” Y podemos ser lo más analiticos y observar todo a nuestro alrededor, pero incluso así esos mensajes llegan a nuestro inconsciente albergando mensajes de rechazo a nosotros mismos y empujandonos a querer cambiar algo todo el tiempo.
Así es la historia de Renee Barret interpretada por Amy Schumer que cada día llega a verse al espejo con la tristeza de no encontrar la figura delgada que ha deseado por mucho tiempo. En un esfuerzo por convertirse en la chica de sus sueño comienza asistir a clases de spinning y sufre una caída que le ocasiona un golpe fortísimo en la cabeza tras el cual cambiaría todo.
Al despertar Renee parece ver en ella la mujer que siempre soñó y empieza a tomar una actitud que la llevaría a hacer todas las cosas que no se había atrevido.
Aunque puede ser que la película caiga peligrosamente en una repetida alabanza a la imagen de las celebridades, situándolas en un lugar ajeno al que tendría cualquier ser humano, es un buen intento por demostrar que cuando se trata de mejorar la actitud en cuanto a amor propio se trata la vida puede ser muy diferente.